Como en muchos otros temas, es importante tener una escala de prioridades. comenzamos con lo más trascendente y dejamos lo menudo al final.
Primer Nivel: Los aparatos que más gastan energía son los que calientan o enfrían, como calefacción, aire acondicionado y refrigeradores que además trabajan continuamente por muchas horas al día. Hay que contar con tecnología actualizada, ahorradora y eficiente, así como programar su funcionamiento exclusivamente a lo indispensable, manteniendo además puertas y ventanas cerradas para conservar las temperaturas.
Segundo Nivel: Se lo llevan los equipos e instalaciones defectuosos y deteriorados, que en ocasiones hasta dan toques. Estos equipos provocan fugas continuas de energía a tierra o se calientan considerablemente, como las pantallas de plasma. Estos deben ser substituidos inmediatamente, porque no aportan nada por la energía que desperdician.
Tercer Nivel: Son artefactos que requieren mucha energía, pero no funcionan tanto tiempo, como bombas de agua, elevadores, planchas, lavadoras, secadoras, secadoras de pelo, cafeteras y hornos de microondas. Debemos usarlos con la medida y frecuencia indispensables, y tratando de aprovechar su capacidad completa en cada ocasión.
Cuarto Nivel: También muy importante por la cantidad de tiempo que lo utilizamos es la iluminación. Además de contar con focos y lámparas ahorradoras, como los LED (diodo emisor de luz), hay que responsabilizarse de ir encendiendo y apagando las luces que vamos necesitando y evitar dejar todo prendido, que a nadie le sirve.
Quinto Nivel: Los aparatos electrónicos como computadoras, cargadores de celulares, equipos de audio y video, sistemas de vigilancia y otros. Su uso debe limitarse a las necesidades reales, y deben ser desconectados cuando no se necesiten, siempre que sea posible.
Es difícil de creer que el estado y eficiencia de los aparatos, combinados con un uso consciente de parte nuestra, puede determinar la diferencia entre gastar la mitad o gastar el doble.